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Capítulo 13

De la interfaz gráfica a la interfaz humana: el Macintosh

It's better to be a pirate than to join the Navy.

Es mejor ser un pirata que unirse a la Armada.

La materialización de todos los conceptos anteriores en una máquina sería popularizada finalmente por un famoso y entrañable ordenador sonriente: el Macintosh. El popular Mac supondría una apuesta por la informática intuitiva y amigable que, puesta en duda durante sus primeros años de vida, acabaría arrastrando al resto de la industria.

Sin embargo, la historia de este ordenador siempre ha estado ligada a un idolatrado personaje, Steve Jobs, y no hace justicia a todo el equipo creador del Mac. De hecho, podríamos decir que este revolucionario producto se debió a la inspiración de un olvidado personaje, a la ambición y energía de otro y a la dedicación absoluta de un equipo entregado a un ideal. A todos ellos, en su justa medida, hay que recordarlos como padres de un producto que demostraría que todos esos conceptos e ideas, lanzados por algunos pioneros años antes y anticipados en algunos ordenadores de "laboratorio", podrían sintetizarse en un producto rentable y comercializable y serían mucho más que un mero sueño de un puñado de jóvenes.

El hombre en la sombra

El Macintosh fue primero y ante todo producto de la inspiración de Jeff Raskin. Raskin fue quien inició el proyecto del Macintosh en Apple y lo defendió a viento y marea cuando la empresa aún no creía en él. Raskin era un acérrimo defensor de que lo importante son las personas y no las máquinas y que estas últimas debían aliviar las flaquezas humanas en lugar de obligar a los individuos a doblegarse ante sus exigencias para poder aprovechar sus posibilidades. Desde el principio, Raskin estaba convencido de que las interfaces de la época eran la antítesis de lo que el hombre necesitaba para desarrollar sus capacidades productivas y mentales. Es decir, que en lugar de suponer una plataforma para extender nuestros conocimientos, eran un freno.

Jeff Raskin fue contratado por Apple inicialmente para redactar el manual del Apple II y pasó después a integrarse al equipo del Lisa. Fue el principal promotor de la visita al PARC que tanto influenciaría a la compañía de la manzana (se pasó semanas enteras insistiendo a los ejecutivos de Apple de la necesidad de realizar esa visita. Jeff Raskin había trabajado en estrecho contacto con el laboratorio del futuro de Xerox y sabía que en él se estaba trabajando en tecnologías muy interesantes). Después de esta visita, Jobs se volcaría de lleno en la implementación de los conceptos del PARC en el Lisa y Raskin sería apartado del proyecto. En este punto se marcaría un nuevo objetivo: el de un ordenador sencillo de usar, como el Lisa, pero sin tantas pretensiones y a un precio mucho más accesible. La idea básica de Raskin se simplificaba en una frase: construir un ordenador tan fácil de usar como cualquier electrodoméstico o, lo que es lo mismo, construir un ordenador con mentalidad de electrodoméstico para que cualquier persona pudiera utilizarlo. Cuando Jobs fuera a su vez apartado del Lisa quedaría encandilado con esta idea del ordenador-electrodoméstico.

La llegada del motor impulsor del proyecto

Steve Jobs ha sido definido con muchos calificativos: empresario emprendedor, visionario, pionero informático, revolucionario y quien sabe cuantos adjetivos más. Pero lo que muchos libros y artículos dedicados a su persona olvidan mencionar es su enorme egocentrismo y ambición. Jobs quería cambiar el mundo tanto para que la sociedad pudiera mejorar su calidad de vida como para que él pudiera inscribir su nombre en los anales de la historia. Jobs quería ­y sigue queriendo­ hacer historia. Y el Macintosh triunfaría no sólo por esos primeros calificativos que describíamos de su personalidad sino también, y en gran medida, por estos últimos. El empuje, perseverancia, tenacidad y, también, tozudez, de este hombre le darían buena parte de su personalidad al Mac.

De Jobs se han dicho muchas cosas y algunas son importantes para entender el producto que creó después de retomar la idea de Raskin y echar a éste del proyecto. Jobs no sería ­ni es­ un técnico experto ni tan siquiera un creador de dotada imaginación, pero sí era alguien capaz de reconocer una buena idea y de absorber, eficazmente, las ideas de los demás. De todo ello se beneficiaría el Macintosh, aunque también de su impetuosidad, prepotencia y ambición. Jobs conseguiría con su capacidad de fascinación y encanto personal transmitir cualidades similares al Mac pero, a cambio, éste también sufriría de sus excesos y pretensiones.

Los verdaderos constructores

Pero tal vez lo más importante que hizo Steve Jobs fue conseguir hipnotizar como lo hizo a todo un equipo de personas que dieron lo mejor de sí porque no estaban inventando una máquina, estaban inventando el futuro y creían apasionadamente en lo que hacían. A todos ellos, la historia también les debe un apunte.

En primer lugar, la personalidad del Mac se debió en gran parte al programador de la ROM: Andy Hertzfeld. El Mac incorporaría algo completamente inusual hasta el momento, una ROM fija o código residente en un chip del ordenador: el ADN de la máquina. En la ROM habría la Toolbox del Mac, una de las principales razones de éxito de este ordenador. Con la Toolbox se abrían las puertas para que cualquier empresa pudiera desarrollar aplicaciones para el Mac que siguieran unos mismos parámetros.

El Mac no sólo adaptaría toda la iconografía y metáfora gráfica del Lisa, mejorándola y simplificándola, sino que conseguiría algo inaudito hasta el momento ­inaudito aún hoy en día fuera de él­, la coherencia en el funcionamiento de todas las aplicaciones y operaciones. Joanna Hoffmann, otro componente de ese primer equipo, desarrollaría lo que llamarían el "Human Interface Guidelines", una especie de guía para implementar la interfaz humana y que permitirían que la pantalla del Mac tuviera siempre un aspecto similar, fuera cual fuera la aplicación en la que estuviéramos, que las principales opciones y menús estuvieran siempre en el mismo lugar, y que las principales acciones y operaciones se realizasen con mecanismos parecidos (arrastrar texto, seleccionar objetos, salir de los programas, etc.). Ello hacía que una vez se conociese el funcionamiento de una aplicación, se pudiese intuitivamente utilizar cualquier otra aplicación nueva con una curva de aprendizaje mínima ("cuando conoces una aplicación las conoces todas" afirmaban pletóricos los primeros usuarios de Mac). El equipo de desarrollo de la interfaz humana se dio cuenta de que la facilidad de uso de un ordenador no sólo dependía de implementar al máximo posible la metáfora gráfica del Escritorio de Alan Kay, sino también de conseguir que el usuario fuera capaz de moverse por él intuitivamente. La consistencia en la interfaz ayudaba enormemente a ello y la Toolbox de la ROM fue la pieza crucial para hacerlo posible. Esta consistencia, adelantada por los pioneros del PARC con su declaración de principios para el Star, aún no ha sido igualada por ningún otro entorno informático hasta el momento.

El encargado de desarrollar la interfaz gráfica del Lisa, Bill Atkinson, también colaboró con el equipo del Mac creando uno de los programas que mejor demostraban las posibilidades gráficas de este ordenador: el popular MacPaint. De hecho, la interfaz del Mac partió del Lisa por completo y Bill Atkinson dejó también su impronta en el Mac. Otro programa crucial para mostrar las posibilidades de esta máquina y que se vendió con ella fue MacWrite, desarrollado por Randy Wigginton.

Quien definió el aspecto visual del Mac fue Susan Kare, la encargada del diseño gráfico del Mac, de las imágenes e iconos de su interfaz. Susan también fue la creadora de los tipos de caracteres con que se vendería la máquina y que identificaría de inmediato a los documentos realizados con Mac.

Pero al igual que el Lisa, el programa más importante del Mac fue el que el usuario se encontraba en primer término al encender la máquina: el programa que permitía interactuar con el ordenador, con los programas, con absolutamente todo. En el Mac, este programa se denominó Finder (el "Buscador" pues es el encargado de encontrar en el ordenador todo lo que el usuario solicita) y sus creadores fueron Bruce Horns y Steve Capps. En el Finder es dónde mejor se plasmaba toda la filosofía de la metáfora gráfica del Escritorio.

La dificultad de ser pioneros

El primer modelo de Macintosh que salió al mercado en 1984 adolecía de algunas carencias que deberían ser solventadas de inmediato (algunas debidas a la obcecación de Jobs). Por ejemplo, los 128 K de RAM del primer Mac eran claramente insuficientes para un ordenador con sus exigencias gráficas, tampoco incorporaba disco duro, algo que se convertiría en esencial a partir de ese momento, o por ejemplo, el teclado no tenía teclas de movimiento del cursor (las típicas teclas con flechas de las que Jobs no quería ni oír hablar porque afirmaba que sólo eran necesarias para sistemas operativos rudimentarios como el DOS).

El Mac tuvo también que enfrentarse a una oleada de críticas discriminatorias que lo tildaban de ordenador-juguete (posiblemente porque la mayor complejidad de los sistemas no intuitivos se había llegado a asociar con una especie de expresión de su potencia o incluso de su masculinidad/virilidad ­o de la de aquellos que eran capaces de utilizarlos­, algo que un ordenador con dibujitos en la pantalla no estaba en absoluto en condiciones de igualar). Pero las posibilidades de un entorno como el desarrollado por Apple en el Macintosh acallarían con el tiempo todos los prejuicios y el futuro confirmaría la dirección tomada por esta empresa.

El coraje de que hizo gala Apple lanzando un producto como el Mac debe ser bien comprendido. En 1984, cuando apareció finalmente el Macintosh, el mercado estaba completamente dominado por los compatibles IBM con el sistema operativo que Microsoft había vendido a esta gran compañía: el DOS. Un sistema críptico y complicado que sin embargo había invadido el mundo gracias a su superioridad sobre el anterior CP/M y a la estratégica visión de Microsoft e IBM al licenciarlo abiertamente y prácticamente regalarlo con cualquier máquina compatible. Lanzar en esos momentos un ordenador no compatible con el estándar era para muchos una osadía que iba a costarles muy cara (algunos, incluso creían que "debían" pagarla muy cara). Que además ese ordenador tuviera un aspecto poco "serio" con iconos y gráficos, es decir, tuviera una concepción completamente distinta de cómo debía ser la informática personal, era casi una hazaña y toda una provocación al stablishment de la informática. Paradójicamente, cinco o seis años después la mayor parte de la industria se decidía a apostar por esa concepción. Hoy en día el Mac es una referencia obligada a la hora de buscarle antecedentes a la primera implementación comercial con éxito de los ordenadores humanizados.

 

Y TAMBIÉN...

El mítico garaje y el socio olvidado

Es harto conocida la historia de que Apple empezó en un garaje con dos Steves como protagonistas: Steven Paul Jobs y Stephen Gary Wozniak. El primero, vehemente, locuaz y enérgico emprendedor capaz de atraer hacia su causa a cualquiera, el segundo, estudioso y enamorado de las nuevas tecnologías, aportaría la experiencia técnica necesaria. Sin embargo, en ese garaje no nació el Mac propiamente sino el Apple I, el primer modelo comercializado por Apple. El Mac se desarrollaría gracias a los beneficios generados por los primeros modelos de Apple, especialmente el Apple II, y por la experiencia técnica desarrollada y aplicada en el Lisa.

Por otro lado, no es nada conocida la existencia de un tercer socio en el momento de creación de Apple. Steve Jobs convenció a un compañero de trabajo de Atari, Ron Wayne, para que se uniera a ellos en la constitución de la empresa, algo que Wayne no resistiría más de unos meses. Acabaría abandonando el barco asustado por las numerosas deudas que inicialmente amenazaban a la compañía.

Manzanas por todas partes

El nombre de Macintosh lo eligió Jeff Raskin de entre muchos otros descartados previamente. Macintosh era la variedad de manzana preferida de Raskin, y además, iba en consonancia con el nombre de la empresa.

El gato de la Canon

Después de ser apartado del proyecto del Macintosh, Jeff Raskin tuvo oportunidad de plasmar su propia visión de cómo debían ser estos electrodomésticos de la información. Construyó un ordenador muy sencillo de utilizar y que se comercializó como el Canon Cat, sin embargo, su efecto en la industria informática fue mínimo.

El hermano pequeño del Lisa

El Mac nació como hermano pequeño del Lisa, un ordenador con menos pretensiones pero igual de sencillo de utilizar que pudiera venderse a un precio más razonable. Nadie esperaba que el Mac pudiera llegar a eclipsar al Lisa y a relanzar a Apple como llegó a hacerlo.

Por qué humano más que gráfico

De la interfaz del Macintosh se dice que es mucho más que una simple interfaz gráfica, que es una interfaz humana. "Human interface" es una expresión nacida con y para el Mac y que significa que estamos ante un entorno que es mucho más que una simple metáfora gráfica del entorno de trabajo real. Si los experimentos de "laboratorio" realizados hasta el momento habían dado lugar a ordenadores gráficos como el Alto o el Star o incluso el Lisa, el Mac suponía un paso más. Surgía así por primera vez un sistema intuitivo y pensado para las personas. La humanización de la informática empezaba a dejar de ser una visión para convertirse cada vez más en realidad.

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