El aprendizaje como una actividad constante
por Quim Gil
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Posiblemente éste sea el mejor momento y el mejor medio para "hablar" de teleformación. Mientras estás leyendo estas líneas estás participando en un ejercicio de teleformación. A lo largo de esta VIU analizaremos diversos elementos relacionados con la teleformación, de los perfiles y necesidades de estudiantes como tú, de los perfiles y capacidades de formadores como nosotros y de cómo gracias a todo este proceso todos nos formamos en distintos grados. Es decir, cómo estamos participando en un proceso de aprendizaje cooperativo, de gestión de inteligencia colectiva.
Vamos a utilizar una párabola acuífera para ilustrar el cambio de paradigma básico que está sufriendo la enseñanza. Este cambio de paradigma no viene originado por la existencia de Internet o de redes telemáticas, ni tampoco tiene su principio en la aplicación de las nuevas tecnología a la teleformación. No, el cambio de paradigma responde a la transformación de uno de los pilares que fueron sólidos hasta la era industrial, que empezaron a entrar en crisis a partir del siglo XIX y que a mediados de los años 60 perdió toda validez: el conocimiento perenne.
Podemos decir que hasta hace tres décadas una persona a lo largo de su vida no registraba grandes cambios en el Saber con mayúscula. Todo lo que aprendía en su juventud en la escuela elemental o superior le resultaba útil y aplicable a lo largo de su vida. El conocimiento registraba cambios y evoluciones, pero a un ritmo que casi no afectaba la formación de los individuos. Así, una vez superada la niñez los individuos se formaban en el aprendizaje de un oficio y el resto de sus vidas lo dedicaban -hablando en términos generales- al desarrollo, perfeccionamiento y adquisición de experiencia con respecto a ese oficio.
En las últimas décadas esta situación ha cambiado radicalmente. No sólo porque la velocidad de la evolución de muchas disciplinas ha requerido que todo especialista precisase cursos de reciclaje, formación continua, aprendizaje de nuevos módulos, etc. Sino porque la mayoría de las personas pasan por diversas ocupaciones, diversos trabajos, adoptando diversos roles y precisando diversas capacidades. Para acabar de agitar el cóctel, las propias dedicaciones laborales no responden a unos perfiles profesionales claros y definidos, homologados con los consiguientes diplomas.
El mejor ejemplo que ilustra la situación descrita en este párrafo es el ejemplo del "periodista digital". El periodismo digital no está definido como actividad profesional y no existen licenciaturas ni diplomaturas de periodismo digital con titulación homologada. No obstante, pocos dudan que hay una serie de conocimientos y capacidades a transmitir y adquirir relacionados con el periodismo digital. Y por ese motivo estamos aquí.
La enseñanza tradicional estaba basada en los "cursos", habiendo los pupilos que remontar con esfuerzo el curso del río escogido, ascendiendo por diversas etapas y consiguiendo el final de cada una de estas etapas un nivel de graduación, diplomatura, licenciatura, doctorado o cátedra. Pero hoy en día la vía del conocimiento no se puede considerar como un camino ascendente que nos traslada desde las bases de la vida simple y llana hasta las alturas elitistas situadas casi a tocar el cielo.
De la misma manera que el paso del paradigma industrial al paradigma de la sociedad del conocimiento implicaba el cambio de la estructura vertical y piradimal a la estructura de red, el cambio de paradigma de la enseñanza nos traslada de los ríos agitados pero inamovibles en su curso al mar de la información. Un mar de información donde los rumbos son infinitos, las rutas son recorridas no sólo con esfuerzo de desplazamiento sino también con habilidad de navegación y los horizontes nos los fijamos nosotros mismos.
El paradigma de la educación en la Sociedad de la Información pasa por la adaptación de los estudios a las necesidades de cada individuo, y no al revés, como ha sido habitual hasta ahora. Nuestra realidad social hace posible que una persona se interese por la física de partículas, la biología de los virus, la matemática fractal y la teoría sociológica, y que todo esto repercuta en la calidad de sus actividades actuales. Combinaciones menos rocambolescas se producen en millones de individuos.
Otro punto clave del nuevo paradigma es la formación destinada a incentivar el estudio, a enseñar a buscar información, procesarla, organizarla, distribuirla. Enseñar a trabajar en equipo, a organizarse colectivamente. O sea, enseñar a aprender cooperativamente, en un proceso de aprendizaje en el que los formadores también adquieren nuevos conocimientos a raíz de las sinergias creadas. Buena parte del trabajo en muchos oficios industriales consistía en la ejecución de tareas repetitivas o previsibles. En la Sociedad de la Información la mayoría de estas tareas están automatizada, y en nuestras ocupaciones hay una dosis cada vez mayor de resolución de problemas, coordinación de equipos y transmisión de conocimientos.
Mucho más que Educación Sin Distancias
Por lo tanto, comprobamos que el nuevo paradigma de la información no sólo concibe la teleformación como una "educación sin distancias" gracias a las herramientas telemáticas. No, utilizar las tecnologías digitales sin varias el patrón docente se podría comparar al uso de Internet limitándose a ofrecer la lectura de los periódicos impresos en un soporte digital "sin distancias".
Así, el rol de los formadores deja de basarse exclusivamente en la difusión de conocimientos. Esta difusión la facilita enormemente el acceso a fuentes de información digitales y el intercambio de conocimientos con otras personas. Por ejemplo, entre los participantes en este curso de periodismo digital. El rol de los formadores, entonces, está más condicionado a otras tareas como es el fomento del aprendizaje, la invitación a la reflexión, la resolución de dudas (aunque ésta se resuelva planteando nuevas dudas más agudas) y la propuesta de ampliación de conocimientos de forma personalizada.
De esta manera también, los ordenadores no se pueden considerar como simples substitutos de profesores, como máquinas de enseñar, sino como herramientas de comunicación, cálculo y procesamiento de información.
La combinación de estos factores da como resultado un mapa formativo en el que el incremento de la necesidad de formación no comporta una masificación de la enseñanza en detrimento de la personalización -como podría suceder aplicando los parámetros del anterior paradigma de la educación de "cursos"- sino una masificación de la enseñanza acompañada de una intrínseca personalización de la formación.
El papel de las instituciones públicas.
Este es el nuevo paradigma. Otra cosa es su aplicación concreta a las estructuras docentes actuales. Esta aplicación se está produciendo, de forma progresiva, ensayando nuevas formas de docencia, aprendiendo, rectificando mejorando. Insistimos en que un curso como este, promovido por una universidad abierta con un alto grado de experimentación, es una muestra tangible -por más digital que sea- de esta evolución.
Hay dos problemáticas que se están manifestando ya y que requieren la localización de soluciones:
- La homologación de conocimientos. Todo el sistema actual de homologación de conocimientos se basa en el funcionamiento del anterior paradigma de cursos. A la hora de desempeñar una profesión los diplomas están perdiendo peso específico ante, por ejemplo, la experiencia laboral o la demostración comprobable de conocimientos. Será necesario ensayar sistemas de homologación de conocimientos, teniendo en cuenta que el objetivo de tal homologación es que toda persona pueda mostrar sus capacidades a través de un sistema avalado y consensuado por organismos públicos, centros de formación, contratadores y contratados.
- La posición de las instituciones educativas clásicas y su reconversión a los nuevos tiempos. Parece haber un cierto consenso en que la teleformación tiene unas posibilidades de aplicación bastante reducidas en la enseñanza primaria, donde la educación no sólo consiste en la adquisición de unos conocimientos reflejados en unos temarios, sino donde son igualmente importantes otros aspectos como la socialización de los niños, los juegos... y la liberación de los padres durante unas horas para poder desempeñar sus respectivos trabajos. Ahora bien, la enseñanza secundaria y sobretodo la enseñanza superior y la investigación -donde se destinan la mayor parte de recursos- sí que puede verse radicalmente afectada por el cambio de los sistemas docentes, la aplicación de nuevas tecnologías, la adopción del nuevo paradigma con todas sus consecuencias. Pero esto no se pude producir de la noche a la mañana. Primero porque no existe una alternativa clara que resultados positivos comprobados. Segundo porque las universidades "físicas" cumplen un rol importante en su área geográfica de influencia, por lo que no pueden ser desmanteladas -o reducidas a su estructura física imprescindible- sin más.