La verdad saber de mi mismo quise
De Ismena
Agustín García Calvo.La voz de la razón me manda:
si el mundo quieres conocer,
primero muchacho a ti mismo, conócete.
No es fácil esta tarea,
al que conoce conocer.
Cuando ya lo veo,
deja de ser aquél que ve.
Mas, ¡ea!. Sepamos quién soy,
aunque no sea yo el que lo sé.
Tiene sus números el alma.
Dos es primero, porque es
su padre y su madre que a medias
le han dado el ser.
Pero al ser su madre y su padre
y los dos juntos a la vez,
es también el alma inevitablemente tres.
La vida y la ley de la vida,
y el amor de la vida y la ley.
Soy dos!, me digo, el uno y el otro.
Soy dos, me lo digo segunda vez
conmigo mismo en amor y guerra.
Soy dos, tres veces me lo diré.
Y el que lo dice ni es uno ni otro,
otro tercero tendrá que ser.
Soy tres, soy tres, me lo digo dos veces
para enterarme bien.
Y como dicen que da lo mismo
tres veces dos, dos veces tres,
héme aquí ya que me veo
siendo por lo menos seis.
Para que no se pierda la cuenta
por dedos y mano la llevaré.
Si estiro dos, tres quedan doblados
y dos me quedan si estiro tres.
Y si los sumo los tres con los dos,
ya tengo una mano, ya soy un ser.
Soy uno, uno, como uno cualquiera,
como se debe ser.
Y todos somos uno, lo mismo
nosotros, yo, tú y él y aquel.
Somos el coro de niños
y nos cuenta el sumo juez.
Quién soy, qué soy
al señor le pregunté
y el me respondió
calla y multiplícate.
Uno a uno seréis todos.
Esa será la república
donde la lucha y el haz y revés
de clases, edades y sexos
sea en total concordia y única fe.
Y en este coro entre todos a mi vez
yo seré el que soy por no ser ni tú in aquel.
Cuando creca y me haga un hombre ya veréis lo que seré:
Rey de mi mismo que rija
mis tropas rebeldes a mi mismo fiel.
Mis choques, caprichos y dudas
harán la paz en mí como único rey.
Iba yo cavando a buscar mi alma
y mi tumba era lo que cavé.
Tierra de memorias y de deseos
que no nombre tienen
ni mios eran ni sé de quién.
Y cuando pensaba llegar al fondo
de pronto me encontré
Sólo bajo el sol entre los soldados en el patio del cuartel,
gritando a coro Viva la muerte, Viva la madre que me dió el ser.
Descubrí tesoro que sólo vale
por la condición de que oculto esté.
La verdad saber de mi mismo quise,
yo que sólo soy porque soy mentira y no lo sé.
Si peláis el fruto, la roja pulpa se seca y se hace piel.
Si por ver mi cara me voy quitando mi careta y mi papel,
¿qué habrá de ser la cara que quede?
Máscara, más cara, habrá de ser.