Con chocolate y café, como el 90% de la población.
(Lo siento, soy un mediocre nada sofisticado)
El País, 15-8-96. El Sistema mesolímbico de la dopamina parece ser el responsable de los resortes de placer. "Parece funcionar normalmente para proporcionar al individuo una sensación de placer ante cualquier cosa que suponga una recompensa, como relaciones sexuales, chocolate o el placer de un trabajo bien hecho." "Encuentras los mismos cambios ante la cocaína, la heroína y el alcohol, aunque cada una de estas drogas afecte al sistema de la dopamina por distintas rutas neuronales", explica Nora Volkow, de la división de medicina nuclear del Laboratorio Nacional Brookhaven.
Por tanto, se podría concluir que ante la ausencia prolongada de placer, cualquier individuo desarrollará lícitamente formas alternativas para la consecución del mismo.
Jueves 15 de agosto de 1996
Todas las sustancias adictivas activan el mismo circuito neuronal del cerebro
DANIEL GOLEMAN, Nueva York
Tres equipos de neurólogos estadounidenses han obtenido las primeras
imágenes del cerebro de adictos en la fase de ansiedad de búsqueda de
droga. Los experimentos se han hecho en pacientes en recuperación de su
adicción a la cocaína, pero los estudios parecen indicar que también las
anfetaminas, la heroína, el alcohol o la nicotina activan el mismo
circuito neuronal específico relacionado con el placer y localizado en
una de las zonas profundas y antiguas del cerebro. El hallazgo confirma
varios avances de la neurología realizados en este campo en los últimos
tiempos.
Los investigadores han utilizado la técnica de escáner
denominada tomografía por emisión de positrones (PET)
observar el cerebro de pacientes durante tratamientos (Ver gráfico).
contra la adicción a la cocaína. Los PET registran la
actividad metabólica de áreas del cerebro en funcionamiento con una
técnica inofensiva y gracias a ella se logran imágenes de áreas
neuronales realizando diferentes funciones y tareas, como el aprendizaje
o la memoria.
Los informes de los tres grupos de investigación indican que cuando los
adictos sienten la ansiedad de buscar la droga se observa un alto nivel
de actividad en una franja de áreas cerebrales que va desde la amígdala y
el cíngulo anterior hasta los lóbulos temporales.
Este denominado sistema mesolímbico de la dopamina muestra una actividad
metabólica alta &laqno;cuando las personas están en un profundo estado de
búsqueda de cocaína, sintiendo la urgencia de encontrarla y tomarla»,
explica Annarose Childress, de la Universidad de Pennsylvania. El mismo
sistema mesolímbico parece funcionar normalmente para proporcionar al
individuo una sensación de placer ante cualquier cosa que suponga una
recompensa, como relaciones sexuales, chocolate o el placer de un trabajo
bien hecho.
Las áreas cerebrales implicadas han surgido en los últimos años como
puntos calientes de la investigación de la adicción. Los estudios
celulares detallados han mostrado que la dosificación repetida de drogas
adictivas provoca alteraciones químicas en la estructura misma de las
neuronas del circuito del placer, cambios que hacen sentir a las células
hambre de dopamina y disparan la búsqueda angustiosa de droga que
inundará de nuevo el cerebro de dopamina. Estas alteraciones que actúan
como motor de la ansiedad son maniobras de adaptación celular, como la
reducción del tamaño de las neuronas implicadas y la disminución de su
capacidad de recibir dopamina. &laqno;Encuentras los mismos cambios ante la
cocaína, la heroína y el alcohol, aunque cada una de estas drogas afecte
al sistema de la dopamina por distintas rutas neuronales», explica Nora
Volkow, de la división de medicina nuclear del Laboratorio Nacional
Brookhaven.
Los patrones de actividad cerebral detectados con PET representan
alteraciones a nivel microscópico tan intensos que se parecen al tipo de
cambios resultantes de una lesión cerebral, afirma Eric J. Nestler, de la
Universidad de Yale.
En el estudio de Childress, los pacientes en tratamiento contra la
adicción fueron observados con PET mientras eran expuestos a pistas que
en el pasado les producían deseo de tomar droga, como vídeos en que se
ven personas tomando cocaína o con utensilios relacionados con el
consumo.
&laqno;El mayor riesgo de recaída para un adicto a la cocaína es durante la
semana tercera y cuarta después de dejarlo», dice Joseph C. Wu, de la
Universidad de California en Irving, que también ha obtenido imágenes PET
de adictos a esta droga. El cerebro de estas personas vuelve casi a la
normalidad un año después de dejar la droga, aunque no completamente. &laqno;Si
superas un año de abstinencia, has pasado los períodos de mayor
vulnerabildiad», dice Wu. Los científicos no están de acuerdo todavía
acerca de si las células implicadas en este circuito específico de la
dopamina vuelven alguna vez a ser plenamente normales.
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The New York Times
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